domingo, 9 de septiembre de 2012

Así se hizo el silencio

                 «Paraguas en el silencio», óleo de Edwin Rojas

Y un día les pregunté algo, un algo de lo que no obtuve respuesta. Y llegó el silencio, los días pasaron y la promesa de después te llamo y hablamos pasaron con ellos. Y los días fueron semanas, las semanas meses y se convirtió todo en un año.
Un año sin noticias. Sin saber nada. Y no sé por qué no me sorprendió.
Es que yo en el fondo sabía que mi decisión tomada llevaría a eso, al silencio, sabía que no sería respetada ni aceptada y el silencio se hizo.
Y lo extraño fue que no me causó dolor, no me preocupó, es que en el fondo esperaba que en algún momento esto pasara. Yo soy distinta a ellos, no pienso igual, me crié de otra manera, en otro lugar, y ellos nunca me conocieron.
Yo era la rara de la familia, la del pensamiento distinto, la más preocupada por los sentimientos, la que escondía, siempre que podía, su apellido  para no ser comparada, a la que no le preocupaba el origen de los demás, la que en su familia no era bien aceptada. No respondía a lo que ellos me imponían.
Nunca conocieron mis historias de amor, nunca supieron de mi dolor, nunca se dieron cuenta de que algo me pasaba,  nunca notaron que alguien a mis dieciséis años me convirtió en adulta sin yo quererlo.
Y ahora ya estoy sin familia y no me pesó ni me pesa, lo único que causa es el pensar en si es bueno o malo no sentir y me convenzo que en verdad no es malo porque el sentimiento debe ser recíproco para que sea verdadero y porque cuando puse todo de mi sentir en ellos no los sentí.
Aún ahora ya totalmente adulta, ellos siguen ignorando mi historia, tuvieron una hija a la que no conocieron y ya es tarde, el tiempo jamás vuelve atrás y yo tampoco deseo mover las agujas del reloj en el sentido opuesto.


De Buena fibra, Mafiqui

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