miércoles, 21 de noviembre de 2012
Sobreviviente
A Cody Lundin, mi hippie favorito
Todo era desierto a mi alrededor,
el sol respiraba sobre mí su aliento de fuego y sequía.
Sentía hasta el rugido volcánico y ancestral de la arena,
todo era silencio en la potestad de la roca.
Caminaba descalzo y me unía a la madre tierra,
esa energía vibrante que aun sopla en mí la vida.
Y el cielo...tan azul y etéreo en el silencio,
confrontaba mi fatiga absorbiendo mi pena.
Tenía miedo, y la naturaleza hostil me acechaba,
pero yo rezaba sus plegarias y ella me protegía.
Me hacía encontrar las formas con las cuales
seguir procurando la existencia,
en virtud del amor de quien nos ama y pide clemencia.
Y buscaba las formas de sobrevivir...
Oliendo la humedad en las pequeñas cavernas de la tierra.
Avivando el fuego sagrado, multiforme y mítico,
con el rozamiento luminiscente del pedernal y la roca.
Y me alimentaban las criaturas del desierto,
inmolando sus carnes para que yo viva.
Y viajé por los confines más remotos del planeta,
cantando el himno del árbol para evocar la brisa,
conociendo las constelaciones para que sean mi guía,
para perderme en la noche y esperar con esperanza el día.
Huella, Daily Jara©
21.11.2012
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3 comentarios:
Bonito relato en versos que nos dejas.
Un abrazo.
Me ha encantado, me gusta la Naturaleza. ¡Es muy grandiosa!
Un abrazo.
No todo el mundo sabe escuchar a la Madre Naturaleza.
Besitos.
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