«Soledad», óleo de Astrid Garrobo
Oh Soledad...maldita herencia de la culpa,
flor marchita de arrugas inertes y salvajes.
Atormentas el afán desarraigado de mi existencia,
llenando mi mente, mi oscuridad con tu demencia.
En ti me recupero, me enlazo fuerte a tu piel y siento...
entonces este lúgubre vacío de notas dormidas,
inmuniza el descolorido retrato de tus ojos muertos.
Todo se ensambla en un concierto de mudos rastrojos,
la atmósfera es un enorme horizonte de lejanías absurdas,
una llovizna de frías gotas rebeldes y secas.
Paisajes desérticos bajo lunas partidas,
y gritos desafinados de torturas infecundas.
arrebatando preguntas en sucios papeles ausentes.
Sumergida en ti veo este cielo de muerte,
un llanto de arena, que bajo el sol se siembra.
Eres tan real en la obsesión de la brisa
que no volveré a verme sin perderte.
Maldita sensación de hastío irreverente,
Despiadado delirio del que su alma pervierte.
¿Cuándo acabará tu lamento de tristes culpas?
¿Cuándo el eco de mi marchitez doliente?
Dejaré presente la huella de tu urgencia,
como un espíritu infinito que replica su condena
en el desvarío absurdo de la conciencia.
Huella, Daily Jara ©
17-09-2012
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