«Observador desapegado», óleo de Norma Riveros
¿A quién dirijo mi poema si
no estás en el eco de mi voz??
Es noche de teñidas albas.
El silbo del zorzal atraviesa
la primera reverencia..
La isla,
muestra sus criptas al oleaje
y en la capa vegetal
se incrustan amorosos besos.
Todo es silencio en Aurora.
Todo es perfil de sombras,
mas propio alza el viento tu
voz.
Tu voz,
que con estigma de ángeles
revela
y susurra los Salmos del
Corintios.
Detrás,
la muerte con espejos tuyos
asigna fulgores adonde algún
querubín
te nombra enloquecido.
Silvia Aida Catalán
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