«Pasión, color de mar», óleo de Roberto Mognier
Hoy la playa se desnuda y me hablan las olas,
levantan el vuelo las gaviotas atrayéndome sus gritos
aquellos que cruzan el aire hasta mis oídos.
Me atrapan los sonidos de ese mar que tanto quiero
mientras siento que mi cuerpo queda enredado en ellos.
La piel es mudo testigo y silencioso es el beso,
aquel que se dibuja desde mis labios a los tuyos,
el mismo que recorre el perfil de nuestros cuerpos,
embriagados ambos por el placer exquisito,
del sentir único e inexplicable de un amor eterno.
Compartiendo esa luz que de ti emana,
que me llena, estremece e invade mi cuerpo por completo.
Y en esos espacios tan profundos de nuestro ser,
sentiremos la furia de las olas, su embate
que bravío y salvaje será el más sublime acto de amor,
en medio de una tormenta que se enfurece por momentos,
elevando la pasión hasta iluminar de luz la oscura noche.
Mientras tanto, la luna observará curiosa
ese amor que se desborda bajo el manto de nubes
que protegen nuestro país de los deseos escondidos.
Ambos, formaremos burbujas invisibles e indivisibles,
dejándonos vivir en un tácito acuerdo.
Por ahora, el reloj del tiempo continuará su camino,
y, en medio de esta realidad,
Viviremos con nuestras propias ausencias.
"Las burbujas de un adiós se elevan al infinito, e intentaremos evitar que mueran en su vacío"
FG©